*1
por Ludwig Zeller
A la altura de la Mistral,
animada de sentimientos antagónicos a ésta, más femenina
y humana, menos desgarrada, su poética tierna y revolucionaria abarca un amplio margen
subjetivo creador, con profundidad y fuerza.
Poesía que, revelando las raíces primarias del ser, conserva un equilibrio absoluto, lejano a la pirueta cerebral; ágil y explosiva, poseedora
de un vasto lenguaje,
Winétt de Rokha trabaja con pulso de artífice los elementos que componen su poética. Su obra "Cantoral," 1936, nos reveló un temperamento fuerte y emotivo, superando aquel
verso
de sensiblería romántica y dulzona, en que se debate casi la totalidad de las poetisas
de Chile; verso labrado en la raíz del subconsciente, sobrepujado por oleajes de símbolos y mitos,
plenos de ternura
y complaciente melancolía hacia lo pasado. Poeta que canta y siente
como una nueva redención el advenimiento de la clase proletaria, quizá sea único
el caso de Winétt de Rokha, que, huyendo de lo circunstancial y pasajero se adentra
y compenetra en la eterna
tragedia del explotado. Winétt de Rokha canta a aquellos
modernos ídolos, que, como nos menta en "Cantoral" han suplantado en el altar de la poesía
a poetas como Baudelaire y Poe, y adquiere una maestría no igualada aún en la poesía
político-épica, tan saqueada
por lo planfletario y superficial, campo, sobre el que cayeran tantos poetas de valer, algunos,
otros de menor cuantía,
y numerosos jóvenes con sus frustrados conatos al bastión de Stalingrado.
He ahí su primer poema a Lenin:
"Brazadas de
rosas de sangre cayeron de tu pecho
hacia el corazón de los entristecidos del abismo: viejos,
mujeres, niños, hombres,
e hiciste de la hoz y el martillo, la insignia de la pasión y el amor proletario.
Tus
dulces ojos tuvieron la dureza
del diamante
el día enorme del día de la revolución heroica,
hoy dormidos,
inmensamente, en la Plaza Roja.
Se
derrama tu espíritu como un río de preciosos
rubíes
cantando la sociedad futura y su
destino
entre los árboles y las montañas del mundo
tu espíritu,
de orillas inconmensurables.
Del lado de los inocentes
fuiste látigo y huracán para
los traidores nocturnos.
Faro
de relámpagos en el vértice de la historia,
heroico conductor de multitudes sedientas
y dulce, muy dulce camarada.
A la sombra de rojos
claveles
tu línea de fuego acaricia la sonrisa de piedra de Karl
Marx."
Pero el tono máximo en esta forma de poesía, Winétt de Rokha lo encuentra en el poema
a los niños de la URSS, donde logra desplegar
con verdadero acierto su sensibilidad universal
de mujer y madre que siente aquello
como un canto heroico, convencida de su verdad que
no la priva, sin embargo,
de su tono característico, tamizado de originalidad creadora.
Su verbo candente y apasionado, logra
revelarnos sus sentimientos de mayor fuerza
en forma pura y diamantina; así nos dice:
"Hacia su corazón de flor, los huracanes del mundo y sus ocasos,
niño
de azul entraña, dulce, encendida al sol del norte, del oriente,
proletario
del mañana,
dueño del trigo, del pan, del techo alegre de palomas,
y el cielo para la ventana.
Siglos de siglos su silueta, temblando,
fue recogiendo
el cardo negro del horror de puerta en puerta;
pero la mano
florida de Lenin
trazó en la historia un surco gigantesco
donde crece pujante el árbol de la risa.
Una canción feliz gira sus hélices
mientras canta llegando, de un lejano país con nombre legendario,
a anidar en mi pecho, por muchos y largos días;
yo la acaricio como a la criatura a quien designo: hija mía,
y se desborda
roja hacia la mariposa del Verano.
Pecho de vino, pulpa de fruta, espuma,
abeja y río . . ."
Sin embargo
hay otros aspectos y tópicos de la personalidad lírica de esta autora, de similar mérito a su poesía revolucionaria: mundo lejano y de añoranzas, que nos presenta
su propensión a los antepasados, que si no llega a ser metafísica, es precisamente por los elementos mágicos
que la forman, tratando de convertirse a lo humano total. Winétt de Rokha no habla, sugiere: poseída de un indiscutible sentido pictórico, difícil de interpretar
sin caer en el análisis que se hace innecesario, porque todo poema lleva su explicación
en sí, la presencia
recóndita y lumínica que se presenta a lo largo de toda su trayectoria
poética, se hace más patente
en sus últimas producciones, de las que tomo como ejemplo "Sinfonía del instinto," del libro "Oniromancia," en que nos muestra nuevos aspectos suyos, confiriéndole calidad cimera, dentro de las poetisas de Chile:
"Enajenar un nudo de albas sobre la frente,
un turbante a detener la sombra
con la estridencia de sus medallas.
.................................................................
Allá está el faro atravesado
de águilas,
mis rodillas
sangran
desde que la punta de mis ojos no me adivinan.
.................................................................
Yo limito la carretera del dolor
y me enjugo las lágrimas del
plenilunio, entre follajes
que cuentan
cuentos de aparecidos y fantasmas,
y quienes nunca vi,
y a quienes, sin embargo,
temo
tanto como a mí misma."
Estos mismos
presentimientos hacia
lo desconocido, han de ir a lo largo del poema
aumentando su certidumbre casi onírica, de su origen terrestre
y apasionado:
"¿Qué fue lo acontecido?
Nada, dicen los ríos en desorden
enroscando recuerdos
y paisajes borrados
y la lengua con terror y sabor
de tierra y de memoria.
De otra vida venir
e ir al caos, sin conciencia,
con las sienes sumergidas
en la atroz
leyenda: vertiginosa, inmaterial,
sedienta de eternidad y perdón por las ofensas y sus ecos.
Hay
algo en mí que no puede morir,
flotará
en las atmósferas más desveladas,
se irá de perfil por los desfiladeros,
besará estrellas y lunas y soles,
mascará diamantes y se hará
transparente
como la luz del mundo.
Vendrán
tempestades y cataclismos,
lo eterno se abrirá las venas
y yo le miraré
al fondo de los ojos.
Pero este número, este yo, este límite
que me ahoga, esta carga, este lastre
que me aplasta, ¿dónde caerá?"
Esta ansia del todo, esta angustia, indiscutiblemente metafísica, que se hace presente
en los últimos
versos, nos hace imaginar
cómo poetizaría aquellos
personajes creados por
Thomás Mann en su "Montaña
Mágica," de una intensa vida espiritual, convertidos en
válvula de escape de sus sensaciones, quizás resultado
de la absorción de otras manifestaciones exteriores, imposibilitados por
el medio que los rodea.
"¿Estás ahí? ¿Estoy
aquí?
¿Somos hechos de qué luminosa consistencia,
sumergidos en qué abismo sin presente?
Los abuelos con su leyenda crepitan
bajo los puentes.
Palpitan las sienes
del mar
y su novela arde en el disco inmanente del tiempo."
Curiosa, grande y extraña poesía la de Winétt de Rokha: en Chile se le ha elogiado,
pero no se ha dicho el porqué. Quizás nadie la interpretara en forma más cabal que su marido el gran poeta Pablo de Rokha, que, precisamente por estar en un ámbito antagónico de
su forma de arte, coge sus más finas aristas,
mostrándolas en manera de limpio lenguaje,
cuando nos dice: "he aquí entonces, el vértice
de su ser femenino y amoroso, en el cual
lo rítmico es el gran protagonista."
""Cantoral" y "Oniromancia"
no se desbordan, pero tampoco se controlan; fluyen del equilibrio sucesivo de la escritura, es decir de la canción
lograda, porque tales libros
de himnos no están escritos, están cantados; es la vida, como melodía
infinita y como imagen."
"Este acendrado arte, cuya modulación supina no consulta
el régimen del romanticismo en las palabras, es cardíaco
y emocionante, como el más emocionantemente
gótico, y es trágico, sin gran escena."
"Su originalidad fuerte y grande de origen, única,
en la gran corriente dionisíaca, y
su vocabulario
lo conquistó en sí misma, viviendo."
"El ensueño
tenaz, minando su adolescencia, originó
aquella hiperestesia,
tremenda
de sensibilidad supersensible, que se enronquece como la enamorada guitarra de las islas
en el atardecer paradisíaco. Fue la muchacha delgada con vocación
de heroína. Es, hoy
por hoy, la compañera
de todos los riesgos de la poética y de la política,
en un ámbito infectado de emboscados y oportunistas
en la misma trinchera. Y así como la doncellez
melancólica le agrandó los ojos oscuros,
la maternidad la hizo profunda."
"Escritora de nacimiento y dictamen, su canto es el canto
más puro, más grandioso, mas digno del Hemisferio."2
"El Diario,"
Domingo 14 de octubre de 1945.
1 En: SYD, p. LII-LVIII.
2 El autor
cita fragmentos del texto
incluido en este volumen,
titulado "Aproximación a una figura" que Pablo de Rokha escribió como prólogo a Oniromancia (Santiago: Multitud, 1943, p. 5-8).
|