VIOLETA
Revienta la noche
paralela a mi absoluta y soñadora
melancolía,
revienta la noche
en infinitos latidos de plata.
Los pies
y las manos,
incrustan su marfil empalidecido
en el ébano profundo.
Nadie,
entre todos los pájaros,
ni tú mismo,
(hombre-vértigo,
pedazo de abismo que circula),
podría mirarse y mirarme...
Me
invade la última claridad
de la estrella verde de los aventureros.
Caída de lado, la calle maltrata
vehículos y violines.
Sólo mi soledad
es superior a mi amarga alegría.
Itinerario
que iguala mi rostro a las sementeras.
En
aquel grupo de estrellas necesarias,
estuvo mi corazón más cerca de mí misma.
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