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LEY DE MOISÉS
En
los lagos de diamante
líquido y ardiente
de tus ojos voluntariosos,
bañé todas mis ansias, Pablo.
El
alma afable
se vació en tu energía.
Para
tu deleite de príncipe egipcio
fui suave,
agresiva, voluptuosa...
Te
mostré la gracia oscilante
del encaje indefinible e íntimo,
y te dejó la media negra,
en sordina,
su obscura inquietud de mujeres.
...Rumor,
giro, modo, balbuceo
de todas las palomas;
soplo envenenado y turbador,
mi palabra de niña inhábil.
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