CÁNTICO PALIDO DEL ALTIPLANO
Sobre alas de acero y rugidos
de fuselajes,
en lo más alto de América la silueta glacial del Titicaca,1
en el cuerno inmortal
de todas las alturas;
soledad, eterno azul de ojo
vencido,
agua de recuerdos,
pez milenario,
sin orillas, la planta vegetal, humana y sagrada.
Volamos
en círculos de nieve, que es perfume,
como gaviotas sin rumbo
buscando allá, a lo lejos,
en lo hondo pintado,
con cinturón tornasolado,
la perla de origen de una ciudad de esplendor.
Calles
y plazas de conjugación de poncho de indio,
escala de aires claros y cortantes,
cielos imponderables de diez azules entretejidos
y la obsesión de las nubes viajeras siempre en éxtasis.
Trenzas
tan negras besando la armonía
del color del amor del paisaje definitivo,
y la dulce cadencia de un lenguaje
que fue cuna de imperios y es ceniza.
Pincelada,
arco iris de la india-madre,
(cántaro
de greda, que es oro y piedra de violines),
y entre naranjas
verdes
y estallantes rosas rojas,
el crepúsculo,
y tú La Paz, en su corazón.
Nido-ciudad,
clima de banderas,
sol y canción de voz
antiquísima,
en la presencia gigante de la infancia de América,
te doy mi flor de Chile.
1 Titicaca o Intikiarka, lago ubicado en el altiplano
peruano-boliviano; es el segundo
lago más grande de
Sudamérica y el más grande navegable del mundo.
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