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¡Ah! cómo vuelvo a tomar conexión y alarma evocadora
de nosotros, celestes,
con los dos cantarinos, estrafalarios,
horadados y obsesionantes
campanarios de baluarte
que me cobijan defendiéndome:
el prusia nuevo
de influencia colectiva y el de profundidad de muchedumbre
orna y ruina
perpendicular a las plataformas interrogantes.
Me traspasa, desintegrándome, la sensación oportuna de los rebaños en bautismo.
Lazadas de salamandras hacia abajo, períodos,
arrogancia,1 exploraciones colgadas de efluvios hacia arriba ubicados,
feriados.
Se concibe un jíbaro ahorcándose
entre nidada de nardos y marimba.
Troncos, esteros, platanares, cauchales, campiñas que dan alimañas,
helechos clandestinos, cafetales, laxitud desmadejada,
exótica, indulgente,
todo estallando como polvorazo entre los renglones
lacustres de Claudia Lars.2
En las arterias trianguladas del
conjunto gramatical y sus polainas,
la truculencia
rubicunda apachurra y pregona, agazapada de guantes iguales,
la fauna golosa y la flora de broma pintoresca del vecindario goloso.
1 La palabra "arrogancia"
pertenece al verso anterior en ASA, p. 197.
2 Claudia Lars, pseudónimo de Carmen Brannon Vega. Poeta salvadoreña, nació en Armenia en 1899 y
murió en San Salvador en1974. Publicó
libros de poesía ininterrumpidamente entre 1934 y 1972.
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