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Hundida en un sillón de lirios en vigencia vehemente,
origino una órbita de leyes sociales que se cumplen inmensamente.
Una silueta de sirena espantada, verdosa y traidora
se inclina ante un alacrán naci-fascista1 con tripas de tijera
y sus senos de cantárida cercan a una paloma invulnerable.
Elaboro la capota arborescente, guijarro de pavor, y su copihue militar.
Los tentaculares
montones de nubarrones olímpicos
y su parque imperial graduado, son comidos por el
rayo.
Borróse el zagal arrebol dando tregua a las últimas fieras
y al estampido del trueno, igual y consecutivo,
esfumó la televisión partida de jacintos intrusos
por la curiosidad anémica de láudano, del instante.
1 De
"nacionalsocialismo."
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